¿Por qué nos cuesta tanto pedir ayuda? 

Reconocer que no podemos o no sabemos salir de donde estamos, que nos sentimos débiles, vulnerables y estamos sufriendo.

¿Por qué la incomodidad nos resulta confortable?

¿Por qué nos parece normal vivir mal?coa

Tal vez venga de un conflicto con el recibir o de una creencia de no merecer.

O tal vez nos incomoda sentirnos en deuda con quien nos ayuda.

¿Qué es lo que nos frena? Claramente lo hace nuestra mente con nuestros pensamientos. Con tan solo un pensamiento es suficiente para que no podamos avanzar.

¿Un solo pensamiento puede tener el poder de impedir que recibamos lo que necesitamos y merecemos? 

Si lo pensamos detenidamente, es sorprendente que un solo pensamiento nos condicione tanto la vida.

Existe otro factor externo que me gustaría resaltar y es la parte sociocultural, que, aunque va perdiendo fuerza, siento que aun flota fuertemente en el aire.

Por ejemplo, yo vivo en España. Hace años ir al psicólogo, terapeuta o coach, no estaba del todo bien visto, aunque socialmente no se expresara abiertamente.

Hacía parecer que sufrías un problema mental y se relacionaba con debilidad. Y lo curioso es que, justamente, quien busca este tipo de ayuda es mucho más valiente y más fuerte que aquellos que etiquetan escondidos bajo su “personaje autosuficiente”, pero que en el fondo sufren tanto o más.

Contactar a un profesional, no nos hace débiles, al contrario, nos hace envidiablemente fuertes y decididos a tomar las riendas de nuestra vida. Y nos hace también tremendamente valientes por decidir quitarle el poder y el control a los pensamientos acostumbrados a dirigir nuestra vida, enfocándose en el qué dirán/pensarán los demás.

Cuando lo hacemos empezamos a ser libres para contar la verdad de lo que nos sucede. Pero contar la verdad real, no lo que contamos a nuestro entorno y/o nos contamos a nosotros mismos.

Contar la verdad no solo nos va a aliviar, sino que nos va a ayudar a encontrar el camino de la solución. 

Cuando le damos el poder a nuestros pensamientos, al ego, nos perdemos muchas cosas buenas de nuestra vida. Perdemos entendernos y conocernos. 

Tener acompañamiento profesional no significa que la necesites de por vida, o sí, eso lo decides tú. Tal vez solo la necesitemos de manera puntual para resolver algún nudo o conflicto del momento. Aunque lo ideal sería tener el acompañamiento profesional regularmente, aunque solo sea para desahogarse.

Debemos empezar a cambiar para cuidarnos más y entender que invertir en nosotros, ya sea tiempo o dinero, no es gastar y mucho menos, malgastar. Cuando invertimos generamos abundancia.

Te aseguro que la mejor inversión que podemos realizar en nuestra vida, es en nosotros mismos. Porque nos beneficiamos nosotros y también se benefician los que están cerca. 

Y tú, ¿en qué inviertes?